Los gastos hormiga, como podrás imaginar, son gastos pequeñitos y que se hacen en fila, uno tras otro. Son, egresos que realizas cotidianamente sin control o consciencia, explica Marco Carrera, vocero de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

Ejemplos clave: el café que adquieres en la tienda de conveniencia antes de ir al trabajo, los cigarros, el refresco, el periódico, la boleada de los zapatos, las propinas que dejas en la gasolinera, etcétera.

No son innecesarios, uno debe estar informado de qué pasa en el mundo y traer zapatos presentables pero quizá es más inteligente cargar gasolina una vez cada 15 días y llenar el tanque, en vez de ir dos veces a la semana poniendo 100 pesos en cada parada. De esta forma solo darás una propina cada 15 días en vez de cuatro veces.

Los gastos hormiga son egresos que no contabilizas en tu presupuesto y que al final del año, según datos de la Condusef, pueden sumar hasta 16,000 pesos. Parte de este dinero, si controlaras tus gastos hormiga, podría convertirse en un ahorro importante para destinarlo a proyectos importantes, por ejemplo, reunir el enganche de tu casa, adelantar mensualidades o darle mantenimiento a tu hogar.

Detecta los gastos hormiga

Una estrategia para saber cuánto estás gastando es hacer un ejercicio de un mes en el que anotes a detalle todos tus gastos, dice Adina Chelminsky, especialista en finanzas personales y autora del libro Cabrona y millonaria. Los egresos a detalle que debes anotar diario, ven desde las propinas, los chicles, los dulces de tus hijos, los refrescos y los cigarros. Al final del mes revisa cuánto gastaste en eso.

Carrera, por su parte, dice que estos gastos hormiga deben estar considerados en el presupuesto mensual. De esta forma «das seguimiento a dónde estas gastando tu dinero», dice Carrera, y añade: «y puedes evitar el: ‘tenía 500 pesos y no sé en qué se me fueron’». Es decir, en la resta que haces en tu presupuesto, debes tener a detalle los egresos, no solo lo que pagas de gastos fijos como la luz y la renta.

No te confundas, un gasto hormiga no es todo lo que a ti y a tu familia les gusta. Por ejemplo, ir al cine no es un gasto hormiga, es un gasto de entretenimiento y disfrute que debe estar en tu presupuesto. El gasto hormiga son los dulces de la ida al cine que no están contemplados en tu presupuesto.

Lo fundamental, en el tema de los gastos hormiga, concuerdan los dos expertos, es conocerlos, saber en qué se te escapa el dinero, en dónde está esa fuga.

Toma el control

«No puedes vivir como monje tibetano», dice Chelminsky. Cuando revises tu ejercicio de un mes y te des cuenta de cuánto dinero se te va en cosas que no tenías en tu presupuesto o concientizadas, es probable que quieras ponerle un alto a algunas. «Además, varios de estos gastos no son buenos para ti», dice la también autora del libro ‘Cabrona al borde de un ataque de nervios’ y se refiere a los cigarros, las donas o los refrescos.

Para controlar los gastos Chelminsky propone una estrategia de tres pasos:

  1. Quita 3: Ya que conoces tus gastos hormiga a detalle recorta por completo tres de ellos. Para definir cuáles, revisa aquéllos que te hacen daño y que has estado pensando en dejar, explica Chelminsky.
  2. Disminuye 3: Escoge tres más que puedas recortar a la mitad. Por ejemplo, en vez de comprar un café diario, hazlo cada tercer día. O, si necesitas tu café diario, en vez de comprar el grande, adquiere el chico.
  3. Reformula 3: Encuentra formas «inteligentes» de sustituir o mejorar algunos gastos. Por ejemplo, en vez de comprar un refresco diario en la tienda de conveniencia, compra el paquete de seis en el supermercado y lleva contigo tu refresco. Si boleas tus zapatos tres veces a la semana, redúcelo a dos y en casa dale una limpiada una vez.     

No sufras el sacrificio

«Si gastas mucho en café porque esto te genera una satisfacción elevada, adelante, solo tú puedes decidir qué sacrificas y qué no», dice Carrera y añade que lo importante es tener los elementos para tomar una decisión, y «lo triste es que no te des cuenta de esos gastos y que andes con una fuga de recursos».

Al detectar tus gastos hormiga, establece aquellos que no concientizas y los que decides mantener e inclúyelos en el presupuesto para estar al tanto de en qué se te va el dinero.

Los que decidas quitar, cambiar o recortar puedes convertirlos en ahorro. Mete esas monedas a la alcancía y después a tu cuenta de inversión o ahorro. Al final del año te podrías sorprender de lo que juntaste.