No seas un simple vende casas

No seas un simple vende casas

 

Desempeñarse como corredor inmobiliario es algo más que simplemente «vender o rentar casas». Esta profesión no consiste en sólo acercar a las personas que desean vender o rentar una vivienda con un comprador y cobrar una comisión por ello, esto va bastante más allá.
Especilistas en el sector inmobiliario señalan que el profesional inmobiliario de hoy debe estar a la altura de las exigencias de la sociedad, haciendo que esta profesión sea respetada y reconocida como la de un abogado o un médico. Como todo oficio o profesión, requiere especialización, seriedad y legalidad para ofrecer seguridad y
calidad en el servicio. Hasta hace poco tiempo, quienes practicaban el corretaje eran considerados meramente vende-casas, y no profesionales inmobiliarios.
La consecuencia ha sido la mala experiencia de mucha gente que ha perdido tiempo y dinero sin los resultados esperados. Un profesional inmobiliario confiable es una persona que construye en base a su experiencia, valorando
todos los conocimientos posibles en el mercado inmobiliario, y lo mejor es que pertenezca a una empresa que lo respalde.
Aunque en caso de ser independiente, la exigencia es la misma: la profesionalización. El nivel de capacitación del agente inmobiliario, así como las herramientas técnicas y tecnológicas con las que cuente, y su conocimiento en áreas como expresión, presentación; mercado local y regional; tecnología inmobiliaria, leyes, impuestos, financia
miento, hipotecas; mercadotecnia y publicidad; ventas y arrendamiento; negociación y seguimiento notarial, son tópicos que debe dominar el profesional en corretaje de hoy.
Actualmente son varias las instituciones que imparten cursos, diplomados e incluso carreras, o bien las compañìas que ofrecen servicios inmobiliarios invierten en la gente que cubre el perfil para que reciba capacitación constante y necesaria para formarlo como un profesional inmobiliario.
De hecho, algunas empresas invierten en formar a sus cuadros desde temprano. Elijen para formar sus filas, una edad determinada que ronda los 28 años de edad como máximo y los capacitan al 100%, con el fin de que, si es posible, se jubilen con la marca.
En este sentido, el corretaje inmobiliario debe ser visto y procurado como una profesión a construir con los años y la experiencia adquirida en la práctica, a mediano y largo plazo, y no como una solución temporal del desempleo.